¿Los otakus no se bañan? ¿Olor a obo? La verdad detrás del mito urbano

Seguro que has escuchado alguna vez el rumor de que los otakus no se bañan, huelen mal y tienen un olor característico llamado obo. Pero ¿sabes de dónde salió este mito y qué significa realmente el olor a otaku? En este post te vamos a contar la verdadera historia detrás de esta leyenda urbana que ha dado lugar a muchos memes y bromas en internet.

Todo empezó con una serie japonesa llamada Densha Otoko (El hombre del tren), que se basa en una historia real de un otaku que se enamora de una chica que conoce en el metro y que recibe consejos de amor de otros otakus en un foro online. La serie fue un éxito en Japón y se convirtió en un fenómeno cultural que popularizó el término otaku y mostró una imagen más positiva y humana de estos aficionados al manga, el anime y la cultura japonesa.

Pero hubo un episodio especial que causó mucha confusión y malentendidos sobre el olor de los otakus. En este episodio, los otakus se vuelven populares y perseguidos en Akihabara, el barrio más friki de Tokio, y para entrar a los maid cafés, tienen que mostrar una credencial que certifica que han pasado una prueba de olfato y que efectivamente huelen a otaku. Pero la serie nunca explicó si ese olor era agradable o no, y dejó la duda en el aire, aquí te dejamos la escena en cuestión:

Mucha gente que vio este episodio fuera de contexto, pensó que el olor a otaku era algo malo, sucio y repulsivo, y que los otakus no se bañaban ni cuidaban su higiene personal. Así nació el rumor de que los otakus huelen mal y el famoso olor a obo, que es una abreviatura de otaku body odor (olor corporal de otaku).

Pero la verdad es que el olor a otaku no tiene nada que ver con el sudor o la falta de limpieza. El olor a otaku es la esencia de un otaku, su forma de ser, su personalidad, su pasión por lo que le gusta. El olor a otaku es algo único e irrepetible, que solo puede percibir otro otaku.

Esto se revela en la serie original de Densha Otoko, en la versión televisiva. En esta versión, Densha, el protagonista, después de cambiar su look para enamorar a su waifu Hermes, se está echando mucho perfume, a lo que su hermana le dice que se está echando demasiado. Él dice que lo hace porque quiere quitarse el olor a otaku, y es ahí cuando se revela la verdad de esa frase, ella le dice que no se refería a ese tipo de olor, sino a su esencia, a su forma de ser: tímida, asocial, que no salía de casa más que para comprar cosas otakus. Pero que ahora al verlo enamorado, que sale más a la calle y que se preocupa por su aspecto físico, ve que ese «olor» se ha ido. Como se ve en la escena que te mostraremos a continuación:

Entonces… ¿Los otakus se bañan?

El olor a otaku, como se ve, nunca se refirió a un mal olor, sino a la esencia de un otaku y lo que transmite con su forma de ser y vestirse. El olor a otaku es algo positivo, algo que identifica a una comunidad y una cultura. El olor a otaku es algo de lo que estar orgulloso, claro… dependiendo de los ojos con lo que lo veas.

Así que ya sabes, la próxima vez que escuches el rumor de que los otakus no se bañan, huelen mal o tienen olor a obo, no te lo creas. Es solo un mito basado en una mala interpretación de una serie japonesa, o que a sabiendas, sacaron la escena fuera de contexto para hacer un meme. Los otakus son personas normales como tú y como yo, que tienen sus gustos y sus aficiones, y que también se cuidan y se perfuman.

Y si eres un otaku o te gustan los otakus, no te avergüences ni te escondas. Luce tu olor a otaku con orgullo y confianza. El olor a otaku es el mejor perfume que puedes llevar.

Espero que te haya gustado este post sobre el origen del mito del olor a otaku. Si te ha parecido interesante, compártelo con tus amigos y déjanos un comentario con tu opinión. Y si quieres saber más sobre noticias divertidas y raras de Japón, no te pierdas nuestro blog, donde encontrarás más artículos como este.

Gracias por leer y como siempre, otro video de 4 hermosos muchachos hablando sobre el origen de este mito urbano, ahora si mis pequeñines, hasta la próxima!